jueves, 6 de diciembre de 2007

Introducción


Chile ha dado una muestra de madurez política y solidez económica a nivel internacional al realizar las negociaciones para un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Corea del Sur, China y Japón.

Chile, dentro de su política exterior, promueve el multilateralismo creando mejores accesos comerciales con otros países, los cuales acarrean excelentes beneficios en los que respecta las rebajas arancelarias para nuestras exportaciones, como también la introducción de nuevos bienes y servicios con bajos aranceles en importaciones por parte de los países que establecen libre comercio.

Las Partes de los Tratados, en conformidad con lo dispuesto en el Artículo XXIV del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio de 1994, establecen una zona de libre comercio. Dentro de los estatutos establecidos entre estos Tratados, existen ciertas coincidencias en los objetivos comerciales de los Tratados, desarrollados de manera más específica a través de sus principios y reglas, incluidos los de trato nacional, trato de nación más favorecida (“NMF”) y transparencia, son los siguientes:

(a) estimular la expansión y la diversificación del comercio entre las Partes;

(b) eliminar los obstáculos al comercio y facilitar la circulación transfronteriza de mercancías entre las Partes;

(c) promover las condiciones de competencia leal en la zona de libre comercio;

(d) crear procedimientos efectivos para la implementación y aplicación de los Tratados, para su administración conjunta, y para la resolución de las controversias;

(e) establecer un marco para expandir y acrecentar los beneficios de los Tratados mediante la promoción de la cooperación bilateral, regional y multilateral.

TLC con Japón: la puerta a la segunda economía del mundo

Tras la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Japón, Chile podría transformarse en una plataforma de conexión en la cuenca del Pacífico y convertirse en una economía de servicios. Con este acuerdo, el país logra acceso al 86% del producto interno bruto (PIB) del mundo.

Justo cuando se celebran 110 años del Tratado de Amistad y Cooperación entre Chile y Japón, ambas naciones firman un tratado de libre comercio que es histórico. Por un lado, nuestro país se abre a un mercado de casi 128 millones de habitantes y se vincula con la región económica más dinámica del mundo. Mientras Japón, negocia por primera vez con un país que tiene agricultura.

Ampliar y diversificar la oferta exportable; transformar a Chile en una plataforma para exportar a terceros mercados, debido a la red de acuerdos con que se cuenta en América Latina; y mejorar la oferta de servicios para facilitar el tránsito entre Asia y Sudamérica, son las tres principales razones de la negociación con Japón, según el director de la Dirección de Relaciones Económicas Internacionales (Direcon) de la Cancillería, Carlos Furche.

Después de una dura negociación, que no logró incluir arroz, naranjas y lácteos, se logró un acuerdo en septiembre de 2006. Ahora, con la firma del TLC el 27 de marzo en Tokio, sólo resta el proceso de discusión y aprobación parlamentaria en ambos países. Se estima que el tratado estará operativo en septiembre de este año.

TLC CHILE JAPON, BENEFICIOS


Casi el 70% del total de las exportaciones chilenas a Japón quedarán con preferencia arancelaria cuando comience a regir el tratado de libre comercio (TLC). Lo que llegaría a un 95% en un plazo de 10 años, cuando se complete el proceso. Esto es muy significativo, considerando que Japón es el segundo destino más importante de las exportaciones chilenas (ver gráfico).

El 53% de los envíos del sector agrícola quedará desgravado de inmediato, mientras que otro 35%, con distintas cuotas, tendrá acceso preferencial desde el primer día de vigencia del acuerdo. Con ello, casi el 90% de las exportaciones agropecuarias tendrán desde el inicio, cero o una preferencia arancelaria importante.

“El 99% de las frutas están incluidas en la negociación y algo menos del 1% no está excluida, sino que será negociada en cinco años más”, explicó Carlos Furche, director de la Dirección de Relaciones Económicas Internacionales (Direcon).

En concreto, algunos de los productos favorecidos son:
Arancel cero: limones, arándanos, moras, frambuesas y paltas, entre otros.
Desgravación entre 5 y 7 años: nueces, kiwis, cerezas, duraznos, damascos, ciruelas, peras, higos, nísperos, chirimoyas y granadas.
Desgravación en 10 años: salmones y cobre.
Desgravación en 12 años: vino en botella con denominación de origen.
Desgravación entre 10 y 15 años: pomelos, manzanas, cebollas, ajos y uva de mesa.
Cuotas y rebaja parcial de aranceles: carne de cerdo, ave y bovina.


Según cálculos del departamento de estudios de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), el arancel efectivo, es decir, los impuestos que pagarán las importaciones chilenas, llegarán a un mínimo histórico cercano al 1,5% promedio.

En contrapartida, casi el 90% de las exportaciones japonesas quedará con arancel cero en el mercado chileno. Según los expertos, esto supondrá un beneficio para los consumidores y para la economía del país, ya que los bienes de capital, que son claves para la modernización y ampliación de la base productiva nacional, quedarán con liberalización inmediata, al igual que los automóviles y la mayoría de los bienes de consumo final. Los productos intermedios, industriales y más elaborados se desgravarán en diferentes plazos.

Los que quedaron fuera

Siendo Japón un país muy protector de su sector agrícola, algunos productos quedaron fuera del TLC, como arroz, trigo, naranjas, mandarinas y lácteos. Esto produjo molestia en algunos gremios del agro, que incluso llamaron a postergar el acuerdo hasta mejorar los resultados.


“Para nosotros es impresentable que productos tan importantes como los lácteos sean excluidos y que otros como las carnes queden en cuotas mínimas”, señaló en su momento Luis Schmidt, presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA). Sin embargo, Carlos Furche, sostiene que una vez terminado el segundo año de vigencia del tratado, negociarán nuevamente el sector lácteo.